sábado, mayo 31, 2008

salas vacias

Es puro egoísimo porque una sala vacía, un cine vacío, un cine para uno mismo, es sinónimo de que algo está mal. Incluso una función matinal un fin de semana -quizás el mejor horario de todos, sobre todo los domingos porque tiene algo como ir a misa- debería tener gente. Pero no siempre sucede. Casi nunca sucede: la norma es que no haya nadie. He visto muchs cintas solo. Con nadie. Solo solo solo. Con los pies en el asiento de adelante, como si fuera dueño del cine. Como si tuviera un cine en mi casa. Como si ese cine fuera mi casa. Y algo sucede, algo que mejora toda película, porque si bien el cine se hizo pensando en una audiencia colectiva, cuando se ve una cinta en pantalla grande a solas, la película se vuelve tuya.

y agregaría: se ven mejor; mejoran. Sobre todo las que no son tan buena;
es como subieran un par de escalones. Si está lloviendo o hay neblina afuera, mejor aun.
Con un café, quizás un donut, el diario a tu lado y un almuerzo dominical después...


de la nva sección Amo/Odio del Wikén
primera colaboración solicitada por Friday
ya vendrán más odios,
y más amores...

sábado, mayo 24, 2008

cine mayores de 21

la columna de ayer...
version larga
acerca de los cines fashion de arte (no sabia que podría
exisitir ese término)....
a ver si posteo algo de Son of Ranbow
a ver...


Cinéfilos cool, cinéfilos snob

por Alberto Fuguet

Hace tiempo que no veía la advertencia mayores de 21 en un cine. Y el cine en que estaba no tenía nada de sórdido ni era un programa doble de cintas supuestamente eróticas italianas. Nada de Edwidge Fenech aquí. Por la onda del sitio, el célebre ArcLight de Hollywood estaba más que claro que esto no era un cine porno pero habia algo pornográfico en la cantidad de detalles cool.
La cinta que fui a ver era, curiosamente, para menores pero en rigor, más allá de los 21 o no, la cinta era una mirada nostálgica de un adulto a los niños. Son of Ranbow es una cinta inglesa que arrasó en Sundance y es acerca de esa necesidad que tienen ciertos niños hombres de intentar hacer películas caseras, aunque sean en la imaginación. Dos chicos británicos ven Rambo, de Stallone, y quedan impresionados. Yo también lo quedé; la dulzura la película es entrañable y la experiencia de la proyección, el sonido, la comidad, fue notable. Demasiada notable.
¿Puede la experiencia cinéfila ser tan-tan cool? ¿No tiene algo de nerd y, dos, de sacrificio? Esto no es la moral Grindhouse de Tarantino; la moral Archlight y sus primos básicamente llevan la idea del restaurante fusión al cine. Mal. ¿O bien?
Aún no sé si odio o amo el Archlight.

Yo me crié con la idea que Bergman se veía en un cine frio, de abrigo, con bufanda, con ratones corriendo por los pasillos. Si algunos creen que ser cinéfilo tiene algo de snob o engrupido, después de ir al Archlight sentirán que estaban en lo cierto. Aquí la gente se siente europea y aman Sin aliento de Godard sin saber quién es Godard. Lo que pasa es que París tiene onda. Y en esta ciudad, Elei, que vive de la onda, se respeta y admira aquellos que tienen estilo, da lo mismo si lo entienden o compartan. El Archlight tiene algo de hotel boutique o bar de moda. Entiende que tiene que ser distinto a un cine de barrio o multiplex. No puede parecerse a aquellos que están en los malls. El look no es como el los viejos palacios de los 20 y los 30. Nada de arquitectura maya, china o egipcia. Esta no es una fantasía babilónica-barroca de un director de arte en ácido; es la aspiración más bien de un productor de cine con casa en Malibu que desea sentirse en un lugar cool y minimalista. Y lo logran: el público es más estilizado que la gente que está en la pantalla. Cameron Díaz y Ashton Kutchner no se atreverían a ver su comedia de Las Vegas aquí; se sentírían más cómodos en un mall de Alhambra o San Bernardino.


El Archlight cobra bastante más que es, por cierto, la mejor manera en Estados Unidos de ser democráticos pero garantizar que no todos vendrán. Sobre todo aquellos que no son bellos, liberales y comen bien. Porque el nuevo racismo tiene más que ver con gustos, estilos y una obsesión con lo orgánico y lo multicutural. El Archlight, junto con los cines The Landmark y The Bridge, es el Hoyt´s La Reina sin el segundo piso. Sólo cintas europeas, indies o curiosas; y cuando hay una cinta de Hollywood (del barrio, mal que mal) son aquellas que van a ganar premios. Eso no implica que la nueva de Indiana Jones no la van a dar pero la darán de otra manera: para mayores de 21 años.


¿Qué implica eso? El público podrá tomar martinis, vodkas con RedBull o un syrah chileno o australiano. Con el truco del alcohol, estos cines pueden cobrar más, parecer un club, y alejar a los jóvenes. Curioso porque en Hollywood nadie cumple 40. Pero una cosa es tener 22 para toda la vida y otra, muy distinta, es tener 17 o, peor aún, 14. Todos quieren ver cintas de Judd Apatow pero en estos cines no las quieren ver con los adolescentes no sofisticados que las protagonizan. Aquí los cinéfilos toman espressos y barras de chocolate mexicano con chili y mozarella frita.
El sonido es impecable, y la luz de los pasillos y los baños, y las pantallas llegan al suelo y los asientos son de cuero. Un estudiante de cine presenta la película en vivo y cada espectador tiene su asiento reservado como si se tratara del cine Oriente en 1987; el tipo de público que espera la función es gente que lee libros como Pictures of a Revolution o la biografía de Casssevettes que ahora salió en bolsillo. Por ahí esta James Franco, solo, de polera vintage, anotando sus pensamientos en una moleskine. Una cosa es ir a ver Indiana Jones con los amigos; otra es ir a ver “la nueva de Spielberg”.

miércoles, mayo 21, 2008

PUEDO HACER LO Q QUIERO


o, en chileno,
puedo hacer lo q me de la puta gana

no yo
no es una declaracion mia
ya lo quisiera

es de Clint Eastwood, q cumple 78 a fin de mes, en
es el titular de hoy, con gran foto a color, del LA TIMES
acaba de estrenar y ya se habla q esta entre la favoritas en Cannes, su cinta Changeling
q, en forma respetable, tendra otro nombre: The Exchange

raro: leo esto y no siento ni envidia ni me parece que está con los humos en la cabeza
sino... q al final la vida sí te pasa la cuenta y q a casi todas esa cuentas, por desgracias, son malas, están llenas de deudas y fracasos y oportunidades q no se concretaron, y aunque no creo mucho en la autoayuda, leer esta frase y ver a Eastwood y ver q sigue filmando bien, no deja de emocionarme sobre todo cuando uno lo compara no solo con otros cineastas mayores sino con gente de cierta de edad en general

Eastwood es un ejemplo para todos

y te hace pensar -me hace pensar- que a la larga, como uno será o aquello que uno va a crear
tiene mucho que ver con la manera como uno es ahora, como un maneja "su carrera" o decida como quiere manejarla; Dios, Eastwood si que la ha aprovechado.

Se la jugó y para bien

aqui van algunos de sus declaraciones desde Cannes

CANNES FILM FESTIVAL
I Can Do What I Want To Do

So Eastwood puts Jolie in a tragedy for his next act.

By Kenneth Turan
Times Movie Critic

May 21, 2008

CANNES, FRANCE — "I used to know Frank Capra," Clint Eastwood says, watching the ocean in a quiet corner of the legendary Eden Roc in what he calls "beautiful downtown Antibes" and thinking about the past.

Eastwood met the great Hollywood director back in 1973 when he was shooting "High Plains Drifter" and Capra was in his mid-70s. "He seemed like such a vital guy, his brain cooking on all eight cylinders. You could tell the same story about Billy Wilder, you could go on and on. That could have been such a productive time for them. People have their peak at different times in life." A smile creases his face. "I'm either in mine or about ready to come to the wall."

Far from hitting the wall, Eastwood is in the midst of a work spurt that surprises even him. His new film, to be called either "Changeling" or "The Exchange" when it premieres in the U.S. this fall, is his fourth since he was last in Cannes five years ago with "Mystic River." He has one more, "Gran Torino," that he will star in and direct starting in July and yet another in advanced planning stages. Not bad for someone who will be 78 at the end of May.

"I don't know what came over me," he says with a grin about his ever-increasing productivity. "I just got to this stage in life where I started to no longer feel obligated to do only genre films. I can make what I want to. I thrive on it. It's a matter of enjoyment."

'Horror story for adults'

Even for Eastwood, "Changeling," which premiered here Tuesday night, is a surprising film. A based-on-fact story of a mother who insists that the missing boy returned to her by the Los Angeles Police Department is in fact not her son, the powerful, disturbing "Changeling" is hopeful as well as unnerving, concerned as it is with both the implacability of evil and the power of belief.

Made with Eastwood's trademark assurance and storytelling skill, "Changeling" is in part, the director well knows, "a horror story for adults, not for thrill-seeking kids." But in almost the same breath he acknowledges what is for him a new focus: "A mother's love is the whole driving force of the movie."

Playing the mother is Angelina Jolie, whose skill and seriousness greatly impressed Eastwood. "She's become a publicity magnet; everyone wants to know what she's doing," the director says. "Because you see her in all the tabloid papers, it's easy to overlook her, and she is really underrated.

As focused as his recent career looks, Eastwood feels it's somewhat based on happenstance. "There was a period when I couldn't find a good script, when I was kind of thinking maybe I should be sent out to pasture," he says. "Then all of a sudden one picture led to another."

The script for "Changeling," the first produced feature for screenwriter J. Michael Straczynski, best known for TV's "Babylon 5," certainly didn't come to Eastwood in any expected way. It was developed for Ron Howard to direct, but when scheduling commitments took that off the table, Howard and his Imagine Entertainment partner Brian Grazer sent the script to Eastwood, who was intrigued by how closely the story hewed to what had really happened.

The case of Jolie's character and her escalating conflict with the LAPD was a major media sensation in 1928 Los Angeles, a circumstance that screenwriter Straczynski emphasized by placing photocopies of news clippings at strategic points in the script. One unsavory aspect of "Changeling's" story was so well-known that the town of Wineville in Riverside County, where key sections take place, changed its name to Mira Loma in 1930 in part to escape the notoriety.

Reality-based or not, underlying everything Eastwood does, he says, is the mantra that "the story's the king. If the story's so weak you have to gimmick it up, maybe it's not worth telling." The same reasoning underlies "Changeling's" length, which ended up at 2 hours and 21 minutes because that's what the director felt it took to tell the story.

"The story has to be true to the material; I'm not making it because the distributor says we could get one more screening per day if it was shorter," he explains. "I've been around for 55 years, and I figure, 'OK, I'll just do whatever it is.' "

Next up for Eastwood is "Gran Torino," the story of a cranky Korean War veteran who makes an unlikely connection with Hmong families in his neighborhood. Eastwood will star for the first time since "Million Dollar Baby" in 2004. "The guy's the right age, and he's a crazy character, all of the things I'm not, which makes it fun to play," he explains. "Most actors enjoy playing characters different from themselves, even though when I did the 'Dirty Harry' movies everyone thought I had a .44 Magnum with me at all times."

Before all this can happen, Eastwood must run the Cannes gantlet, the fifth time he's been here with a film, so far without any prize at all.

Not surprisingly, it's a situation he's philosophical about.

"I think it would be nice, but I don't think about that when I decide to participate," he says of a potential victory from the Sean Penn-led jury. "If you're going to go, you've got to play the game. The Dodgers don't win every day either. You just do what you do and whatever happens happens. I put them out there and then I see what kind of life they have."

Clint Eastwood, Angelina Jolie and Brad Pitt at the

sábado, mayo 10, 2008

mayo del 68, mayo del 08


la columna del viernes pasado
en rigor, se llamó
La irresponsabilidad estética
y era un poquito mas larga,
xq siempre me paso
pero confío en mis editores, asi q todo bien

igual aqui va el writer´s cut

Viernes 09 de Mayo de 2008

Fuera de foco:
Mayo del 68

por Alberto Fuguet

Cinematográficamente, ¿cómo recordaremos este mayo en, no sé, treinta años más? Mirar para atrás es más fácil que predecir. Hace cuarenta años exacto estalló eso que terminó llamándose simplemente Mayo del 68 (el aporte francés a un año que se vivió intensa y peligrosamente en todo el mundo, desde Chicago a Praga al De-Efe). A días que se inicie Cannes 2008, festival que al final se canceló por las protestas que tuvieron a Godard y a Truffaut a la cabeza, no puedo dejar de pensar en nuestro Mayo 2008, sobre todo después de leer un emocionante artículo de A. O. Scott, publicado en The New York Times titulado El espirítu del 68.


Según los historiadores, Mayo del 68 comenzó en febrero de ese año cuando el gobierno de De Gaulle removió de la cinemateca nacional a Henri Langlois y los cinéfilos reaccionaron como cuando el celuloide se quema en medio de una proyección: con rabia, ira y acción. En el fondo, dejaron de ser extras y se transformaron en protagonistas. La revolución no sólo fue transmitida sino filmada en 16mm. Dudo que eso pasara ahora en Chile. El día que expulsen al director de TVN o la Ministra de Cultura no creo que el país entre en jaque o se paralice. ¿O sí? ¿Habrá protestas lideradas por nuestros cineasta y críticos? Al revés, quizás habrá un sentido de justicia y de pronto un par de festejos en Nuñoa, el Forestal y Santiago Poniente.

Según Scott, “descubrir 40 años después algunos de los experimentos cinematográficos de 1968 impresiona sobretodo por lo crudo, lo urgente, lo alucinantemente vivas que son”. Y claro: si el cine logró de alguna manera encender la chispa de la revolución, lo mínimo es que también fueran revolucionarias en el verdadero sentido del término: que revolucionaran, que movieran, que electrocutaran.


Incluso aquellas que no tocaban el tema del cambio o de la ebullición ideológica eran capaces de captar la electricidad-ambiente. Besos robados, de Truffuat, es romántica, adolescente, simpática, pero también es torpe, desordenada y capta de manera indiscutible lo que implicaba (y lo que se sentía) tener veintitantos el año 68. “No sólo filmaron los tiempos; fueron partícipes y catalizadores”, escribe Scott.


La Chinoise, del 67, es uno de los aportes de Godard a la causa. La cinta está llena de epigramas, proverbios y carteles, pero uno es bastante claro y lúcido: cuando las ideas son vagas, necesitamos imágenes claras. Personalmente, no creo que ningún artista deba tener ninguna responsabilidad más allá de su propia historia, personajes, estética y ética. No creo que es necesario ni obligatorio tener que ayudar a una causa mayor o ajena ni hacerse cargo de temas actuales o urgentes. Pero por otra parte… sorprende tanta irresponsabilidad estética.

El cine es el cine, se haga en digital o con una cámara de fotos, se estrene en el Hoyts o en YouTube. Y sé que, se haga lo que haga, siempre se termina hablando de algunos temas, desde luego del país, e incluso el más ingenuo o pedestre creador nunca podrá alejarse de crear desde una ideología, sepa o no sepa lo que es una ideología.


Y aquí me pregunto si acaso no deberíamos tener acaso un poco más de conciencia. No política pero, al menos, estética. Porque una de las maravillas del cine es que hasta la peor de las películas termina siendo un documental de cierto interés y capaz de revelar cosas del autor, del país y del lado de la vereda desde donde se filmó. De nuevo: cómo recordaremos nuestro mayo del 2008. Este es el cine que queremos? Cómo se verá años más tarde? BancoEstado (que, claramente, ya no es “del Estado” sino representa, con una exactitud casi aterradora, el estado de las cosas) puede seguir apoyando esperpentos como El Che Kopete. ¿Eso es cine chileno o cine hecho por chilenos? Lo que me pregunto es si nosotros seguiremos apoyando este tipo de cine. ¿Es lo que queremos? ¿No nos merecemos algo más tipo La vida me mata? ¿Es así como queremos ser recordados? ¿O es mi ego elitista el que habla? No sé. Sólo sé que la idea que alguien escriba sobre mayo del 2008 en cuarenta años más me da un poco de miedo y, por qué no, un poco de pena también.