Luciano Gauda y la generosidad como motor
la semana pasada, en Buenos Aires, vi una película estupenda: me la recomendaron tanto amigos cineastas como críticos y todos me dijeron que era una lástima que no hubiera podido conectar más con el público. Todos, además, me reiteraron que era el debut de Gabriel Medina. Un par me comentó que "no tenía nada que ver con Rotterdam" y todos, por cierto, quedaron impresionados con la generosidad de Medina hacia su alter-ego. Eso se nota además en la alucinante e inolvidable interpretación de Daniel Hendler como Luciano Gauna.
Los Paranoicos se vendió como una cinta acerca del cine, acerca de guionistas que no se atreven y tipos chantas que triufan, pero es una notable viaje a la alma atormentada y asustadiza de un tipo que tiene más talento que confianza. Lo peor es que lo sabe. Y es en esa lucha que la película se arma y donde uno se pone de su lado y trata de hacerle barra.
Los Paranoicos no es quizás la mejor cinta argentina de todas las épocas, y quizás no es perfecta, acaso es algo desordenada, pero se parece a su protagonista.
ES su protagonista.
La cinta funciona, toca, identifica y te dan ganas de correr con Luciano Gauna
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