miércoles, enero 09, 2008

Ramirez y Godard: filmar por escrito

se acerca la salida a la calle de UNA VIDA CRITICA-- ya he tenido muy buen feedback
y se que ya mucha gente se ha acercado a las librerias. El libro estará, ya totalmente, distribuido tipo 18-19 de enero. Los primeros ejemplares, salidos del horno, llegarán a la libreria QUE LEO de Providencia pues ahí se hará un pre-estreno mas tertulia. Será la próxima semana. Más data y hora, pronto...

mi lazo con Godard es tenso, por decir lo menos. No me cae muy bien como personaje, y dejé de ver sus películas y muchas no las etiendo. Así y todo, tengo en un altar a Sin aliento (con argumento de Truffaut) y me gustan bastante, por lo libres, las primeras, como Band a part o Vivre sa vie.

Tal como hay aquellos que insisten en dividir a la gente entre los fans de The Beatles o los Rolling Stones, si el mundo (o el cine francés) se divide en Truffaut y Godard, me quedó -lejos- con Truffaut

en todo caso, y dicho eso, Godard es un tipo más que inteligente (¿es necesario ser inteligente para crear?) y ha dicho grandes frases. Una de ellas la cita mi co-editor y amigo cinéfilo Christian Ramirez, con el que no siempre estoy de acuerdo, y que me ha abiertos los ojos hacia Asia. Con Ramirez lanzamos ahora UNA VIDA CRITICA, nuestro regalo-homenaje-pago de deuda a don Héctor Soto.


Esto lo escribio Ramírez en Artes y Letras de EL M el dgo pasado. Está bueno.


Escribir cine

por Christian Ramírez

Cuando a principios de los años 90 le planteé a Héctor Soto la idea de compilar un libro con sus mejores críticas, me mandó -muy caballerosamente- a la punta del cerro. Según él, no había ni que molestarse: los comentarios de cine que por esos días publicaba en la revista Mundo Diners y Artes y Letras pronto se convertiríanen páginas amarillentas y papel de envolver, para luego sumirse en el olvido. Me negué a creerle. Y, con el tiempo, me fui dando cuenta que no era el único -Alberto Fuguet andaba en la misma- pero ninguno pudo sacar nada en limpio hasta fines de 2005, cuando el proyecto se inició cobijado por Universidad Alberto Hurtado en una oficina que de a poco comenzó a repletarse de recortes de diarios, fotocopias y páginas digitalizadas. Miles. Y yo, pobre iluso, que creía haber leído "bastante" a Soto: resultó que conocía menos de la mitad de una trayectoria iniciada con juvenil entusiasmo en La Unión de Valparaíso allá por 1967 y que se había prolongado silenciosa y resiliente, década tras década, por los más diversos medios escritos.

Cuando por fin, tras un año de seleccionar y rescatar textos de nuestro amigo, presentamos a Epicentro Aguilar una primera versión -la cual Fuguet muy acertadamente había bautizado como Una vida crítica-resultaba evidente que el libro, aparte de funcionar comoantología de cuarenta años de reseñas, también era una suerte de "máquina del tiempo" (los artículoscompletaban y transformaban nuestro recuerdo de las películas) y, en último término, una virtual lección de cinematografía.

Jean-Luc Godard dijo por ahí que al escribir sus comentarios los grandes críticos no sólo ejercían el periodismo sino que al mismo tiempo hacían cine. Leyendo a Héctor Soto siempre tuve esa sensación. Y ahora, después de editar Una vida crítica, me queda claro el tamaño de esa verdad.