viernes, abril 11, 2008

FUE LEYENDA: una apreciación a HESTON


columna de hoy Fuera de Foco, aunque en rigor, es casi otra xq escribi mucho y hubo q achicar x especial cable... da lo mismo, aqui va version del columnista y 
una cita de Pauline Kael acerca de Heston


The New Yorker's film critic Pauline Kael, in her review of 1968's "Planet of the Apes," wrote:
"All this wouldn't be so forceful or so funny if it weren't for the use of Charlton Heston in the [leading] role. With his perfect, lean-hipped, powerful body, Heston is a god-like hero; built for strength, he is an archetype of what makes Americans win. He represents American power -- and he has the profile of an eagle."

Fuera de Foco
11 abril 2008
Alberto Fuguet


                FUE LEYENDA


Despacho esta columna desde Hollywood. Despacho esto contra el tiempo y desde el viejo restorán o grill Musso and Frank´s, en pleno Hollywood Boulevard. Es curioso -¿sincrónico?- que me encuentre justamente aquí, en el Musso and Frank´s, mirando el folleto de programación de la American Cinematheque. Hoy ha muerto Charleston Heston aunque cuando lean esto ya van haber pasado unos días. Y es aquí, en este mismo sitio, donde Ed Wood, vestido con su chaleco angora, se topa con Orson Welles. La cita, nunca ocurrió excepto en la imaginación y en la cinta de Tim Burton acerca del peor director de la historia. En glorioso blanco y negro Welles aconseja al joven director de cine y le dice que no importa el presupuesto, la industria siempre te demuele y lo peor del cine es justamente tener que encontrar financiamiento. Después le comenta que, a la larga, todos los productores son malvados y desean entrometerse. Imagínate, le dice Welles a Wood, los de la Universal quieren que Charleston Heston haga de mexicano. La cara de Johnny Depp se retuerce como si le hubieran tirado limón en los ojos.

Heston, al final, se salió con la suya y entre sus triunfos es tener entre su curriculum Sed de maldad de Orson Welles, una cinta tan barata como maldita, que fue cortada y boicoteada por sus productores, pero que años después resucitó en forma bastante gloriosa. Burton al final quizás entendió que Charleston Heston no era tan mal actor o era un muy buen actor malo o simplemente era un actor que entendía que, a la hora de hacer cine, a la hora de estar frente a la cámara, lo importante es estar, es tener presencia, es llenar la pantalla, y Heston sin duda lo hizo. Por eso, quizás, una de sus últimas apariciones fue un cameo como un chimpancé mayor en el estilizado pero anémico remake de El planeta de los simios del propio Tim Burton (que no creo que lo haya consideado un mal actor).

Después de estacionar el auto empecé a caminar por este boulevard buscando su estrella. La encontré. Fue facil. Había un corona con flores arriba de una suerte de atril. Las personas que pasaban por ahí se detenían y miraban. Nadie decía nada pero todos, la mayoría menos de cuarenta, y casi todos hombres con pintas de geeks y de nerds, daban la impresión de decir algo así como gracias. Cuando me enteré de que murió de inmediato pasaron varias cosas por mi mente y, tal como sucede cuando muere de improvisto un actor o un director joven, lo primero que empecé a tabular en mi disco duro interno es si logró tocar esa gloria cinematográfica que es tener claro que, dentro de toda la inmortalidad que cae sobre aquellos que trabajan en el cine, hay algunos que tienen la posibilidad de ser aún más inmortales que el resto de los mortales.

Depeniendo de la edad del que recuerda, hay un Heston para todos. Para los mayores, es Ben Hur, es aquel de las cintas bíblicas que exhibían Canal 13 para Semana Santa. Para los muy menores es el viejo reaccionario pro-rifles que Michael Moore trató de ridiculizar y no lo logró en Bowling for Columbine. Curiosa escena: Moore quizás tenía la razón pero Heston fue el caballero y entendía más de puesta en escena y de cuando una escena se ha alargado demasiado. Pero para aquellos que tuvieron entre 10 y 16 a mediados de los sententa, y lo vieron en el cine, o aquellos que, diez años después, vieron sus cintas de catástrofes o su “trilogía distópica” en las tardes de cine en su casa.





Uno al final recuerda o conecta con el mito cuando ese mito ha sido parte de tu formación sentimental, cuando esa persona logró conmoverte en el momento preciso. Por lo tanto, mi propio Heston privado es el héroe de acción un tanto mayor que hacía cintas que, vistas hoy, claramente eran o para adolescentes o para personas con una mente teenage. Y aquí es donde Heston se adelantó a su tiempo, quizás, y dejó un legado, y acaso un daño del cual todavía el cine comercial hollywoodense no se puede recuperar: creer que todos los hombres que van al cine piensan y sienten y tienen el autocontrol de un chico de catorce.


En plena época de oro de los 70, cuando el cine se volvió realista y duro, Heston apostó por los pilotos, astronauta,s el policía rudo y musculoso en un futuro que no resultó; el único adulto que se atrevía a recorrer los laberintos adolescentes que De Niro o Pacino o Hoffman despreciaron. No es raro que el año pasado Will Smith hizo un remake de El hombre de omega llamado Soy leyenda.



Smith aún no lo es pero Heston, qué duda cabe, sí lo es. Es cosa de recordar esa escena final, la escena, un momento tan crucial como tu primera eyaculación: Heston gritando en la playa cuando se topa con la Estatua de la Libertad (“Estoy en casa! Siempre estuve en casa. Lo hicimos, lo destruimos!”). Quizás no fue el mejor actor pero estuvo ahí y nos abrió los ojos y entendió que a veces el arte menor puede alterarte como ningún arte mayor.