viernes, enero 25, 2008

Fuera de Foco



...desde el viernes 1 de febrero, 2008, regreso el forma habitual al WIKEN de EL MERCURIO desde q finalizó el año 02 -creo- ese experimento llamado CINEPATA que era ver todas las películas de la cartelera. Ahora que no hay cartelera, o que la cartelera está donde uno quiere que esté, nos turnaremos con Francisco Ortega (con q escribimos Se arrienda) un viernes por medio. Bien. Tenía ganas de escribir acerca de cine y todo lo ligado a ello mas que criticar, para bien o para mal, una película.

Así que nada: gracias x la invitacion a Estela y Ernesto y nada. Ya despaché.

Ah-- la columna se llamara FUERA DE FOCO y nos parece un buen nombre.

jueves, enero 24, 2008

nobody mourns the wicked

Desde hace dos años que incluyo a Dexter Morgan entre mis mejores amigos, lo considero uno de los grandes personajes q ha creado el cine y la litertura norteamericana (o sea, la TV moral HBO aunque Dexter es de Showtime) y nada, a la espera q aparezca en WIKEN un articulo largo q escribi sobre Dexter --que ya está en DVD la temporada uno y muchos, como yo, ya vieron x internet la 2-- posteo esto q me envio un amigo (real) que es fan absoluto del gran Dex.

La cita corresponde al monólogo-voz en off de Dexter y es como cierra la temporada 2:
como es algo mas moral y metafisico, no revela ninguna info clave; ademas, DEXTER no es sobre qué hizo quién o quién es el malo sino por qué el malo es tan bueno y por qué uno es como es.


Not long ago I had a dream that people could see me for what I am. And for a brief instant of time the world actually saw my bodies of work.
Some even cheered.
But as it turns out, nobody mourns the wicked. Sorry, James. I think Harry knew that from the start. That's why he gave me a code.It cost him his life. But it kept me alive through incredible trials.
The code is mine now. And mine alone. So too are the relationships I cultivate. They're not just disguises anymore. I need them. Even if they make me vulnerable. My father might not approve. But I'm no longer his disciple. I'm a master now. An idea transcended into life.
And so this is my new path. Which is a lot like the old one. Only mine. To stay on that path I need to work harder. Explore new rituals, evolve.
Am I evil? Am I good?
I'm done asking those questions.
I don't have the answers.
Does anyone?


duda: pocos narradores de novelas narran asi. pocas peliculas tienen ese grado poetico y certero de narracion. Ni siquiera voy a opinar de las voces en off y los dialogos de la produccion nacional. DEXTER es, en ese sentido, una clase

martes, enero 22, 2008

otro: Heath Ledger 1979-2008

Otro actor joven se mata o muere de algo relacionado con drogas....
es decir, si no se mató, abusó de sustancias, tal como Renfro la semana pasada
todo indica, según los principales medios, que sí se mató.

Ledger era australiano y estaba a la espera de estrenar The Dark Knight, la nueva Batman, dirigida por Christopher Nolan, donde hizo el rol de un Guasón muy border y oscuro y dañado.


Heath Ledger sin duda pasará a la historia por una muy notable y asombrosamente quieta actuación en Brokeback Mountain, de Ang Lee, rol que le valió una nominación al Oscar.

Partió como un actor joven y con buen look, un galán, e hizo cintas simpática o semi-desechables y no pocos bodrios aunque intentó apostar por cintas que no resultaron como
Casanova y Los Hermanos Grimm de Terry Gilliam. Entre aquellas donde la pasé mejor que lo que hubiera esperado: Ten Things I Hate About You y A Knight´s Tale donde bailaba música pop del siglo 20 junto a la guapísima Shannyn Sossamon.

No voy a mencionar aquellas donde me aburrí.

Pero si tengo que optar por una cinta de él (Ledger también está en la experimental Im Not There, interpretando uno de los seis Bob Dylan) me quedo con su pequeño rol como Sonny Grotowski, un joven white trash del sur de los EEUU, que trabaja en la cárcel y es tan autodestructivo que termina por matarse con una pistola. La cinta es Monster´s Ball de Marc Forster y Ledger era el hermano de Billy Bob Thornton e hijo de Peter Boyle.

Oscar nominations: al final, corrio mucha sangre........


Sangre, sangre, sangre...
no de terror o gore, ni siquiera mucha sangre provocada por la
guerra o terrorismo,
pero sí sangre ligada a la violencia, codicia, venganza...
esto ha dominado las nominaciones al Oscar numero 80.

sangre y petróleo (PT Anderson), sangre y navajas (Johnny Depp y Sweeney Todd),
sangre y venganza (la de los Coen), incluso sangre vaquera (Jesse James)

los más nominados: dos cintas indies de directores no tradcionales, PT Anderson y los hermanos Coen. Pudo ser peor.

Tambien hay sangre nueva, sangre fresca como la gente detrás de Juno.


A ver: si bien no he visto todo los filmes (ni cerca) quiero mencionar un par de cosas. Parto por Paul Thomas Anderson y su Petroleo sangriento (creo que así se va a llamar). Dos veces estuvo nominado como guionista... insólito siendo uno de los grande directores nuevos pero ahora está nominado como guionista y como director. Bien.

Bien también por Cassey Affleck y las nominaciones que agarró, sorpresivamente, The Savages, de Tamara Jenkins (guión y la gran gran Laura Linney).


Muchas mujeres: Sarah Polley x su guión a partir del cuento de Alice Munro, q se tranformó en Away From Her, debut de la Polley y con Julie Christie, nominada una vez más.


Otra guionista nueva es Diablo Cody por Juno. Nancy Oliver tb fue nominada por un guion de una pelicula con Ryan Goslin y una muñeca de plástico llamada Lars and the Real Girl. Ratatouille tb está nominado a guión, lo que está muy bien.

Eché de menos algo para Seth Rogan: su guión por Super Bad merecía una nominación. Tanto garabato merece al menos un reconocimiento.

El gran perdedor fue Sean Penn y su Into the Wild, mi pelicula favorita del año y eso que no le he visto: me gusta demasiado el libro y confio en Penn como director, Emile Hirsch me parece un actor talentoso, lo mismo la gran Catherine Keenar y Marcia Gay Harden.


Tenia serias chances de estar nominada a mejor director, fotografia, banda sonora de Eddie Vedder y guion adpatado. Nada--solo montaje y mejor actor secundario, Hal Holbrook, que hizo de Garganta profunda en Todos los hombres del Presidente.

dicho eso: hay vacunazos pero, nada, tampoco se puede aniqular toda una forma de vida:
Michael Clayton es politicamente correcta, y fallida pero no es no dañina; aún así
Tom Gilroy no debe creer que esta entre los grandes cineastas porque su debut le otorgó dos nominaciones instantáneas.

Lastima que no fue nominado Josh Brolin en la me-tinca-mucho No Country For Old Men:


Tambien esperaba que uno de los hermanos de Radiohead estuvieran nominados por la cinta de PT Anderson. No pasó nada.

Como siempre, la Academia enganchó con los espectáculos de época, la llamada película para señoras: Atonement y La vie en rose, sobre todo.

lo bueno? la cinta de Julian Schanbel, Le Scaphandre et le papillon,
no arrasó como se temía (como yo temía)

OK-- la categoria que mas me interesa siempre es la de fotografia.
este año sucedió algo insólito: el inglés Roger Deakins, que nunca ha ganado, y ha estado nominado 5 veces (3 por cintas de los Coen) está nominado 2 veces. TENDRA QUE GANAR. Está nominado por No Country For Old Men de sus amigos los Coen y por la bella
El asesinato de Jesse James.


Tambien compite otro talentoso que nunca lo han premiado: Robert Elswit, fiel colaborador de Anderson (ha sido el DP en todas sus cintas) aunque solo obtuvo una nominacion x su trabajo en blanco y negro por Good Night and Good Luck. Elswit fotografió Michael Clayton y varias de Curtis Hanson. Ahora compite por There Will Be Blood.


en montaje, otra categoria clave, Bourne Ultimatum está nominada, y debería ganar.

Las cintas extranjeras-- puros condoros, parece
aunque reaparcieron de entre los muertos Wajda y Mikhalkov.
No está Mexico y Reygadas, ni nada rumano, algo insólito en el año rumano.

eso--Oscar en poco mas de un mes si que es hay...

lunes, enero 21, 2008

¿VAMONOS? (las películas que me salí)


Hace unos meses los buenos de SOHO en Bogotá me pidieron que escribiera de las películas de las que me he salido. Les dije que sí. Salió, creo, en el mes de noviembre q pasó y como la revista ya está fuera de circulación, lo posteo.

Seguro que me he salido de más, pero justo que vi uno de los bodrios-bodrios de los últimos años, El amor en los tiempos del cólera, que en algo tiene que ver con Colombia, aunque en rigor nada porque una charada y todo es más falso que cartón piedra, me acuerdé de este árticulo porque
en ella señalo un tipo de cine caro, "bien hecho", basado en libros, financiado con fondos, co-producciones y otras mierdas que hacen que la cinta no tenga patria, mirada, acento o alma aunque si presupuesto, actores de distintas nacionalidades tratan de cambiar de acento y, si uno se fija en los afiches, mujeres casi desnudas.

¿Ese es el nuevo cine latinoamericano?
que nos pillen confesados!

nota: es cierto que me salí de Japón y me dieron ganas de salirme de Batalla en el cielo pero creo que Reygadas puede ser algo posero, o no comulgo con el, pero no tiene nada que ver con estos vómitos industriales. Creo que Reygadas es de verdad y sabe filmar y lo cierto es que me tinca mucho mucho su Luz silenciosa. Mi verdadero rollo con Reygadas ha sido su feísmo y porno-explotación de la pobreza, los feos, los gordos, etcétera. Luz silenciosa, por lo que he leido y escuchado, no tiene nada que ver. Además, Reygadas no creo que esté en esto para ganar plata o ir a unos putos premios a Miami.


nota dos: no tengo nada contra Huelva la ciudad ni en rigor el festival en sí ni menos con su nuevo director, que es bueno onda. Tengo resquemores y no comparto "la moral Huelva", donde cintas como las que menciono aparecen o cosas como Las manos, de Argentina, o American Visa, de Bolivia, ganan. Para que Huelva se transforme en un gran festival iberoamericano, esas cintas ni siquiera deberían mostrarse.


¿Vámonos?

Por Alberto Fuguet


Soy de esos que se quedan hasta el final-final. E ingresan al comienzo-comienzo. Por querer ver hasta los últimos créditos, sobre todo ahora que casi nunca hay créditos al comienzo, la idea de salir de una película me complica.
Me cuesta.
Me da algo de culpa.
Lo que no implica que no le he hecho y que no volveré a hacerlo
Cuando escribo película, pienso en ese artefacto en 35mm que se exhibe en salas oscuras con Dolby. Porque he parado de ver DVDs y, lo que es peor, como me pasó el otro día con You, Me and Dupree, una comedia no tan loca y demasiado domesticada del gran Owen Wilson, tiendo a verlas adelantando, en velocidad 4 u 8, hasta 16, fast forwardeando de aburrido, porque me lateó, me dejó pensando en otros asuntos en vez de lograr atraparme pero, por un asunto de respeto y curiosidad cinéfila, igual deseo saber cómo termina.
You, Me and Dupree no termina tan mal. Me reí con la última escena, que era como una suerte de epílogo, y según los extras, esa escena se filmó de nuevo porque el final original no tenía nada de, digamos, original y no funcionaba para nada.

No haré una lista, entonces, de todos los DVDs o .AVIs o .MOVs, imágenes descargadas ilegalmente y entregadas, como regalos, por amigos cinéfilos generosos o por dealers digitales adictos a los caudales de los torrents, que he adelantado. Porque en rigor uno no se sale de los DVDs ni los saca del aparato y los tira lejos. Dudo que la gente lo haga; lo que uno hace es apretar el acelerador como todo nerd bien parido hasta dejar la película tan resumida como los 30-Second Movie Bunnies, esos conejos animados con benzendrina que comprimen las películas en internet.


De un tiempo a esta parte, no tengo televisor en el dormitorio y, desde un año a esta parte, no tengo tv cable ni disco satelital por un asunto de sanidad mental, y asi tratar de estar menos enchufado, escribir más, leer más y ver cosas –en DVD o lo que sea- que sí me interesan, y que demanden de una decisión previa, para así no depender de la arbitrariedad y constante bombardeo de HBO y todos los demás. Porque si se trata de salirse antes o de ingresar tarde a una película, la promiscuidad que provoca el cable es algo intensamente inmoral. No me interesa llegar en la mitad de La Delgada Línea Roja ni menos quedarme dormido treinta minutos después porque me parece una falta de respeto. No me resulta gracioso encender la TV un sábado por la tarde y ver que ya han baleado en el peaje a Sonny Corleone. Lo más demente del cable es que uno termina viendo trozos, o tres-cuartas partes, o dos-tercios, o el último tercio, o el primer cuarto, de cintas que uno nunca pensó ver. Por las que no pagaría un peso. Se termina viendo trozos de Rápidos y furiosos, o esas cintas con Steve Martin con muchos hijos o la obra de Queen Latifah o de Vin Diesel o Demi Moore. Tampoco ingreso a ver nada con galaxias, anillos, hobbits, hadas y niños magos con anteojos.

A medida que uno crece, o se vuelve cinéfilo, lo de salirse de un filme se vuelve una experiencia ajena, poco frecuente, por la sencilla razón que uno simplemente no ingresa. Yo a ciertas cosas ya no entro. Quizás es cobardía, poca fe en los creativos poco creativos o captar que la vida –en efecto- es demasiado corta. No ingreso a nada que termina con el número III, y a pocas que con un II atachado. Huyo de las cintas dobadas al español y a buena parte de las cintas en español en general, sobre todo si la chica del latinoamericano en cuestión es una española que “casualmente” está viviendo en América Latina. Ya no quiero ver cintas que han ganado el Festival de Huelva, aunque el nuevo director me caiga bien. No tolero nada que tenga el puto logo de Ibermedia ni cintas porno-pobreza que exportan nuestras miserias con una pátina cool al exterior. Huí de Ciudad de Dios, algo producido, al parecer, por MTV y Nike para vender las favelas como los próximos Club Med. Tampoco tolero el arte-arte, sea europeo (El arca rusa) o imposturas de estos lares (Japón, de Reygadas, que, por cierto, no transcurre en Japón ni siquiera en Oriente, aunque quizás sí al oriente del DF pero nunca me quedó claro porque no soy experto en geografía azteca).


Detesto con toda mi alma las coproducciones latinoamericanas, donde el equipo parece una reunión trasnochada de la OEA. Volé a la hora de Perder es cuestión de método, por ejemplo, y de American Visa, una cinta supuestamente boliviana. Y ya no acepto la basura industrial latinoamericana, cintas hecha para ganar dinero y ser internacionales, productillos como Ladies´s Night, Rosario Tijeras, La mujer de mi hermano o El hijo de la novia (¿se murió la vieja? ¿se casó de nuevo?) o esa otra orgía de la tercera edad llamada Elsa y Fred con China Zorrilla como una octogenaria “llena de vida”.
Detesto la gente llena de vida.


Me salgo de pocas cintas americanas malas porque sé que son malas. Porque tengo tan, tan claro que son una bazofia que ni siquiera entro. No ingreso a ver Transformers. No veo cintas de Michael Bay. Punto. Desde que estrené mi primera (y quizás única película) he ido a Festivales y para todo aquellos que sueñan o envidian a la gente que camina por la alfombra roja, les adivierto que no se pierden nada. He visto cosas tan, tan malas que lo único afortunado de la experiencia es que he terminado queriéndome un poco más.
El otro día me salí, a escondidas, de una película dirigida por un amigo. Me salí porque, mirándola, capté que ya no tenía nada que ver con él, que no quería conversar con él, que no quería mentirle, que ahora entendía que ya no éramos amigos, que no era casual que no habíamos hablando en más de un años. Ya no era mi amigo, no había complicidad. Tampoco era mi enemigo pero claramente veíamos la vida de un modo diametralmente distinto. Me pareció doloroso, además, ver cómo iba haciendo el ridículo en público. Cuando la gente empezó a reírse en las partes dramáticas sentí la imperiosa necesidad de huir.
De salirme.
Quizás por eso uno huye: cuando capta que todos están disfrutando de algo que uno no entiende, no capta, no procesa.
Cuando sientes que todos rien o lloran menos tu.
¿De qué más he huido?
De su resto, sin duda. Cuando era más ingénuo veía las películas de Raúl Ruiz, me las dormía y luego salía a conversar con mis amigos acerca de lo oníricas que eran. Hasta que me salí de una, como un hombre y no volví a mirar hacia atrás. Ahora simplemente no ingreso y, lo que es más sano, no siento que me estoy perdiendo algo.
Casi nunca huyo cuando estoy solo. Pero tengo un amigo, un crítico de cine, mucho mayor, sagaz, certero y brillante, al que trato de don, que es tan generoso como intolerante “a la miseria creativa”. Más de una vez –muchas veces- me he salido de la sala y de cintas que no me tenían para nada aburrido por culpa suya.
-¿Vámonos?
La palabra clave. El santo y seña. Aquello que te exime de toda culpa pues, cuando la escuchas, te das cuenta que tienes que ayudar a alguien a salvarse.
Tiene que huir.
Salirte y ver la luz del día o las estrellas de la noche.
-Puta, la huea mala, hueón.
-Sí, puta la huea mala.

sábado, enero 19, 2008

enfatuado: Queremos tanto a Tina


Durante la semana que pasó pude ver la primera temporada de la serie 30 Rock, q es el apodo a la dirección 30 Rockefeller Plaza, que es el edificio de la NBC en NY. La serie es la creación de Tina Fey, que escribe buena parte de los capítulos, y es la protagonista: Liz Lemons. Junto a ella hay un notable elenco, liderado por un Alec Baldwin que se toma con total humor y está gracisímo (nota: este es un actor que supo virar a tiempo y no entrar en decadencia).

Tina Fey es la protagonista y su rol es de la productora-creativa y jefa de guionista de un programa comico en vivo, tipo Saturday Night Live. Tina algo sabe de esto puesto que estuvo mucho años en SNL en el noticiario falso. 30 Rock ha matado en ratings y premios. De hecho, el dgo pasado Tina Fey se ganó un Globo de oro. El show no es una obra maestra pero está muy, muy bien; funciona y mucho y cualquiera que ha estado en una reunión de pauta o ha trabajado en un diario o en una revista se podra identificar.

Lo curioso es que la serie se sostine en lo nerd, torpe, poco social y poco agraciada que es Tina Fey. No es rubia, es inteligente, usa anteojos y sigue soltera, lo que, por un lado la trauma e inseguriza, y, por otros, la empodera porque lo cierto es que ese el tipo de vida que ella quiere, porque, entre irse a vivir a Cleveland como esposa de un abogado, o crear su programa e inventar sketchs y chistes, opta por lo segundo. Lo genial de 30 Rock no es solo Tina sino que todas las mujeres supuestamente estupendas que la rodean no le llegan ni a la rodilla.

Alguien me dijo que Tina es el símbolo sexual de los nerds. Si es así, vamos!

Tina Fey es increíble: estupenda, graciosa, torpe, brillante, con sentido del humor, irónica... es, sin duda, la Diane Keaton del siglo XXI. No he visto Mean Girls, la cinta sobre una secundaria q escribió pero la buscaré y ahora viene en una pelicula titulada Baby Mama que se parece sospechosamente a Baby Boom de la Keaton.

Nada... Tina Fey, bravo, y no te quites los anteojos.

miércoles, enero 16, 2008

Renfro, un pupilo aventajado pero errátco: 1982-2008


Brad Renfro ha muerto a los 25. 
Muy joven y sin haber logrado lo que pudo haber sido----acaso esa es la pena: 
no la edad, sino haberse farreado una carrera que lo 
puedo tener trabajando con los mejores y no en cintas de segunda.

Renfro murió en su casa hoy, en Hollywood, al parecer por una sobredosis. 
No hay indicios de participación de terceros pero ya llevaba años mezclado con drogas, apresado, al borde.

No fue quizás la estrella joven más grande, quizás nunca fue una estrella, o acaso un gran actor, pero fue un actor e hizo un par de películas buenas y estuvo casi siempre bien en películas quizás inferiores a él. No trabajó con grandes cineastas y no tuvo nominaciones y no participó de ninguna cinta mítica, pero al mismo tiempo tenía un talento natural que pudo explotar más o que algún director sensible pudo sacarle. Pero la vida es complicada y Renfro se complicó y hace unos años su vida, y de paso su carrera, comenzó su  downward spiral.

Siempre impacta cuando muere un actor joven, porque siempre se quedará joven. Raro que casi siempre mueren hombres más que mujeres en este mundo de la pantalla. Dudo que Renfro alcance la estrastofera de James Dean o River Phoenix (no tuvo a un Kazán o un Ray o un Van Sant o un Lumet) pero tuvo momentos y, cuando las drogas y el mal comportamiento lo hicieron poco fiable, pasó al cine más independiente, donde sí pudo interpretar algunos tipos dañados y algo perdidos como parece que era él en la vida real.

Es raro: mucha gente se emociona, llora y va incluso a los funerales de gente que no conoció personalmente pero que vieron a través de la tele. A mi me sucede que eso me pasa con la gente del cine. Que muera una persona mayor es entendible y uno puede ver para atrás y recordar todo lo que hicieron. Muchas veces actores famosos creen que van a ser recordados por la cinta que más público tuvo, pero al final de cuentas, pasan a la historia por aquellos trabajos donde se lucieron por el rol, la actuación, el director y eso que muchos consideran superfluo: el guión y la historia.

Renfro no alcanzó a llegar a la cima de su potencialidad pero la tenía. Renfro tuvo algo de Matt Dillon pero no alcanzó a crecer. La gente que trabaja en cine en todo caso vive para siempre. Y Renfro permanecerá, sobre todo, por dos películas:

Apt Pupil de Bryan Singer, basada en el cuento de Stephen King, acerca de un niño precoz
que se hace amigo de un abuelito vecino que resulta ser un criminal nazi (nada menos que Ian McKellan. Una cinta sobre el morbo, la curiosidad, el deseo de ser otro y la liminalidad. No perfecta pero sin duda inolvidable. Una vez lo escribí por ahi: la mejor cinta sobre la dictatura chilena la hizo Brad Renfro. Por qué nadie la hizo acá: un chico aburrido durante un verano se hace amigo de un general en retiro viudo que lo acoje. Quién es bueno? quién es malo? Puede un malo tener gestos de bondad?


La otra es una cinta donde Renfro hace de un tipo básico, algo lento, inculto, sin futuro, pero con buenas intenciones. Un tipo que atiende un Esso Market y que no le pide mucho a la vida. En Ghost World, de Terry Zwigoff, Renfro es acosado y molestado por Scarlett Johanssen y Thora Birch, que sin duda son más inteligentes y en control y él, con tal de estar cerca de estas chicas power, se deja humillar. Sucede.

Otro roles dignos: como un chico violado en una cárcel en Sleepers, de Levinson; Bully, la algo pedófila pero white-trashera cinta de chico playeros perdidos de Larry Clark; y la eficaz El Cliente, donde era él muy chico pero transmitía no poco y era, al final, lo mejor de una cinta comercial sin importancia.


Su última cinta, aun sin estrenar, es The Informers, basada en el libro de cuentos interconectados de Bret Easton Ellis. Veamos que sucede con ella. Material hay de sobra en el libro.  Ya se sabrá de qué murió: pero seguro tiene que ver con estar frente a los focos, no confiar en sí mismo e ir viendo como sus amigos tenían carreras más normales y premiadas. Renfro fue un outsider y murió antes de tiempo, probablemente con mucha pena.

una frase de Renfro: 

"Everybody thinks I'm, like, a bad boy. I've had my day, but I just sit at home and play the blues mostly."

viernes, enero 11, 2008

SE REMATA: requiem x el Pedro de Valdivia

la semana pasada pasé por el PdV y nada, escribí esto y se lo envié a la Paula Escobar, a EL M.
Pensé q quizás era para el Sábado pero me gustó que apareciera en Wikén.
Quizás debería escribir más en el Wikén.
aqui va lo q se publicó hoy:


Wikén, Viernes 11 de enero de 2008

La última película
(Se Remata)


El tradicional cine Pedro de Valdivia será rematado. Alberto Fuguet revive la experiencia de los amantes de aquellos lugares más íntimos y personales y que hoy ya están casi extinguidos.

por Alberto Fuguet

El próximo martes 22 de enero, el cine Pedro de Valdivia se rematará. No tengo idea por qué no lo venden no más. Alguien me explicó que la esquina donde se encuentra el ochentero cine (Dios, cómo pasa de moda lo futurístico; qué mal envejece el color naranja) la ha querido "todo el mundo" y que, una vez que decidieron liquidarlo, optaron por rematarlo pues, "hay muchísimos interesados". Puede ser. Otra persona me dijo que el cine había quebrado, y por eso el remate. ¿Pero no pertenece a Chilefilms? ¿Está Chilefilms quebrado?

Lo dudo.

Pero por qué re-matar. Matar, asesinar, quitar la vida. Y dos veces. Re-matar. Es una palabra fuerte: rematar. Poco digna. No es lo mismo rematar que vender. En todo caso, el precio de partida será de 290 millones e incluye el mobiliario completo. La "ceremonia" será a las 11 de la mañana. Me dan ganas de ir. ¿Será dentro del cine o afuera, bajo el sol?


El otro día pasé por ahí y me llamó la atención el inmenso letrero: decía, con poco gusto y sentido del color, que se remataba. Me impactó, sobre todo pensando que dentro del cine seguían las funciones (Leones por corderos, de Redford, algo que me pareció sospechosamente literario e irónico). Pero digamos las cosas como son: hace tiempo que el Pedro de Valdivia parecía estar cerrado. Es como si la última función hubiera terminado qué rato, por ahí por el 2003. En un momento incluso pensé que se trataba de una suerte de tercera parte de Se arrienda (1). Pero no, era sólo un aviso. Un aviso grosero, pedestre, pornográfico, con todo a la vista.

Escribo esto no intentando detener el cierre y posterior demolición del Pedro de Valdivia. Escribo esto sin pena y con menos rabia de la que partí al sentarme frente al computador. He visto caer muchos cines, y supongo que ya estoy acostumbrado. Algunos existen, pero ahora son tiendas o banco o iglesias evangélicas (el Windsor, el Ducal, el Astor, el Real), y otros simplemente fueron exterminados de la tierra (el Las Lilas, El Golf hoy Ritz, el Las Condes). El cierre del Pedro de Valdivia, eso sí, no me sorprende, porque de alguna manera yo también, que soy cinéfilo y soy del barrio, ayudé a matarlo.

Vi muchas cintas en el Pedro de Valdivia, pero ahora que el Home-Theater está en tu Home no hace tanta falta ir al Theater. Empecé a averiguar entre personas, y todos me respondieron lo mismo: hace años que no iban a ese cine. Uno me dijo que a pesar de vivir a pocas cuadras, ahora iba al Hoyts de La Reina.


¿Por qué abandonamos al Pedro de Valdivia? ¿En qué momento? ¿Fue cuando el Líder, antes Almac, empezó a cobrar por estacionar, o cuando no dejó que los autos se quedaran ahí en las funciones de la noche? ¿Todo se reduce al estacionamiento? Quizás tiene que ver con la diversidad: el Pedro de Valdivia optaba por sólo una película y en tres funciones. Pero tampoco eso me parece una razón: yo, al menos, jamás he ido al cine sin saber qué deseo ver.

Uno debe hacerse cargo de sus actos. Yo también asesiné al Pedro de Valdivia. La última cinta que vi ahí, creo, fue "Ahora son doce", y antes ese comercial del horror chileno llamado Mujeres infieles. Pero eso no me traumó. Simplemente no fui más. Ahora estoy aquí, lamentándome o simplemente expiando la culpa, pues yo, entre muchos otros, matamos el Pedro de Valdivia, y ahora es demasiado tarde.

La duda ahora es: qué otro cine, si es que quedan, los cinéfilos vamos a rematar.

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1) Perdonen que cite la película que dirigí el 2005. Pensé: Gastón termina con Elisa, vuelve a insegurizarse y tira la esponja y se vende a una agencia de publicidad. Parte tres: ya sin una gota de humanidad en su cuerpo, termina rematándose al mejor postor y termina de director de programación de TVN. Este link a Se arrienda es también porque mi película fue la última cinta que se dio en el Las Lilas. Cuando terminó la exhibición empezó la demolición. Eso siempre me ha dado orgullo y también culpa. Como si yo ayudé a tumbarlo.

miércoles, enero 09, 2008

Ramirez y Godard: filmar por escrito

se acerca la salida a la calle de UNA VIDA CRITICA-- ya he tenido muy buen feedback
y se que ya mucha gente se ha acercado a las librerias. El libro estará, ya totalmente, distribuido tipo 18-19 de enero. Los primeros ejemplares, salidos del horno, llegarán a la libreria QUE LEO de Providencia pues ahí se hará un pre-estreno mas tertulia. Será la próxima semana. Más data y hora, pronto...

mi lazo con Godard es tenso, por decir lo menos. No me cae muy bien como personaje, y dejé de ver sus películas y muchas no las etiendo. Así y todo, tengo en un altar a Sin aliento (con argumento de Truffaut) y me gustan bastante, por lo libres, las primeras, como Band a part o Vivre sa vie.

Tal como hay aquellos que insisten en dividir a la gente entre los fans de The Beatles o los Rolling Stones, si el mundo (o el cine francés) se divide en Truffaut y Godard, me quedó -lejos- con Truffaut

en todo caso, y dicho eso, Godard es un tipo más que inteligente (¿es necesario ser inteligente para crear?) y ha dicho grandes frases. Una de ellas la cita mi co-editor y amigo cinéfilo Christian Ramirez, con el que no siempre estoy de acuerdo, y que me ha abiertos los ojos hacia Asia. Con Ramirez lanzamos ahora UNA VIDA CRITICA, nuestro regalo-homenaje-pago de deuda a don Héctor Soto.


Esto lo escribio Ramírez en Artes y Letras de EL M el dgo pasado. Está bueno.


Escribir cine

por Christian Ramírez

Cuando a principios de los años 90 le planteé a Héctor Soto la idea de compilar un libro con sus mejores críticas, me mandó -muy caballerosamente- a la punta del cerro. Según él, no había ni que molestarse: los comentarios de cine que por esos días publicaba en la revista Mundo Diners y Artes y Letras pronto se convertiríanen páginas amarillentas y papel de envolver, para luego sumirse en el olvido. Me negué a creerle. Y, con el tiempo, me fui dando cuenta que no era el único -Alberto Fuguet andaba en la misma- pero ninguno pudo sacar nada en limpio hasta fines de 2005, cuando el proyecto se inició cobijado por Universidad Alberto Hurtado en una oficina que de a poco comenzó a repletarse de recortes de diarios, fotocopias y páginas digitalizadas. Miles. Y yo, pobre iluso, que creía haber leído "bastante" a Soto: resultó que conocía menos de la mitad de una trayectoria iniciada con juvenil entusiasmo en La Unión de Valparaíso allá por 1967 y que se había prolongado silenciosa y resiliente, década tras década, por los más diversos medios escritos.

Cuando por fin, tras un año de seleccionar y rescatar textos de nuestro amigo, presentamos a Epicentro Aguilar una primera versión -la cual Fuguet muy acertadamente había bautizado como Una vida crítica-resultaba evidente que el libro, aparte de funcionar comoantología de cuarenta años de reseñas, también era una suerte de "máquina del tiempo" (los artículoscompletaban y transformaban nuestro recuerdo de las películas) y, en último término, una virtual lección de cinematografía.

Jean-Luc Godard dijo por ahí que al escribir sus comentarios los grandes críticos no sólo ejercían el periodismo sino que al mismo tiempo hacían cine. Leyendo a Héctor Soto siempre tuve esa sensación. Y ahora, después de editar Una vida crítica, me queda claro el tamaño de esa verdad.

domingo, enero 06, 2008

Soto: "para mí el cine es ir al cine"

Concluye el fin de semana de pre-lanzamiento/promoción de UNA VIDA CRITICA, el voluminoso y notable (sí, notable) libro que Christian Ramírez y yo editamos durante un par de años y que, luego de muchas horas y días de edición fina, y tener que desechar muchas críticas y escritos para que no llegara a las mil páginas, por fin está por llegar a la librerías.

Creo que lo hará tipo 12 de enero. Habrá una suerte de tertulia en la librería QUE LEO seguramente la tercera semana de enero y el lanzamiento oficial, en la Feria de Viña, el domingo 27.

El fin de semana de UNA VIDA CRTICA partió con un adelanto de uno de los textos exclusivos que Soto escribió para el libro acerca de la saga Corleone en la revista QUE PASA, donde Patricio de la Paz me entrevistó acerca del "making of" de este libro que -veo- está suscitando mucho interés. La foto, iluminada a lo Gordon Willis estilo El Padrino, es de esa revista.


Hoy domingo 6 aparece en portada de Artes y Letras una muy buena entrevista (conversación, en realidad, que son las mejores entrevistas) de Ernesto Ayala a Soto. Hablan de todo y después de leerla no sólo quedé contento por el tema promoción (creo, de verdad, que el libro funcionará muy bien) sino por dos cosas más: que el libro ayude a poner -de hecho, está colocando- el cine y el rol de la crítica en al agenda pública y algo que quizás no nos dimos cuenta con Ramírez: la visión que tiene Soto -y muchos- del cine chileno.

Aqui va entonces, preparando la llegada a UNA VIDA CRITICA, la entrevista dominical con
respuestas que dan ganas de subrayar.

Domingo 6 de enero, 2008

PUBLICACIÓN Libro "Una vida crítica":
Héctor Soto:
"Lo plebeyo le da dignidad al cine"

Cuarenta años de crítico cumple este 2008 Héctor Soto. Un oficio que según él tiene mucho de efímero y poco de "prospectivo", pero sus amigos y admiradores insisten en lo contrario y publican una antología de sus más notables escritos.
Ve el presente con escepticismo: "Desde el estreno de La guerra de las galaxias en adelante, o desde que la imagen se convirtió en un espacio digital, se me han producido muchos cortocircuitos".

por Ernesto Ayala

"Para hacer crítica hay que odiar. Sí, odiar y amar. Las dos cosas. Si uno quiere ser amoroso o simpático, mejor dedicarse a bibliotecario", dice Héctor Soto, mientras camina por Providencia, bajo el sol del verano santiaguino. Después de ejercer la crítica de cine por 40 años, el tipo no ha perdido la pasión. Todavía no está dispuesto a entregarse a la ecuanimidad o las buenas maneras. Por suerte.

Para los que amamos el cine y la discusión en torno al cine, Soto sigue siendo una referencia inevitable. Su crítica, ni antes ni ahora, ha estado sometida a la urgencia de comentar el estreno semanal, pero eso no significa que no esté al día. A diferencia de muchos, escribe para quien ya ha visto las películas, con lo que se salva de recomendarlas o no, que es el impuesto que debe pagar gran parte de la crítica que hoy se encuentra en la prensa. No. Hasta hace poco en Capital y hoy esporádicamente en La Tercera, Soto siempre se las arregla para entrar en el debate e intervenir con mirada alerta, disidente. Su último acierto, por ejemplo, fue mirar Radio Corazón como una película finalmente mucho más conservadora de lo que se pintaba a sí misma.

"La crítica de cine -dice un rato antes, entre el ruido de platos, el olor a fritanga y el rumor de las conversaciones en un viejo local de Providencia- no se justifica para que a una película le vaya mejor o peor en las salas. La crítica se justifica, porque te ofrece una instancia de estímulo intelectual, moral o político, que te permite ser más persona, que te permite crecer, que te permite armarte mejor, entender el mundo y entenderte a ti mismo. En mucho de eso no tiene nada que ver el poder".

Héctor Soto, en una semana más, lanza Una vida crítica, selección de las reseñas, comentarios y perfiles que ha escrito en torno a las películas desde su primer comentario en el diario La Unión de Valparaíso en 1968. "Lanza" es una forma de decir, por supuesto, porque él apenas ha intervenido en el libro. De hecho, cuando escucha que tiene más de 500 páginas, lo que primero que dice es: "Mucho". La iniciativa provino del escritor Alberto Fuguet y del crítico de cine Christian Ramírez, amigos e incondicionales de Soto. Juntos editaron el libro, reuniendo cientos de artículos y desempolvando una montaña de viejos recortes. Este no es el espacio para comentar el libro en propiedad, pero la verdad sea dicha: no se lee, se devora. Si a un crítico se le juzga no por cómo hace pedazos una película, sino por cómo es capaz de defender algo que le ha gustado, Soto califica sobradamente como un crítico admirable, algo que, por cierto, no es una sorpresa para quienes crecimos leyéndolo. Al pasar por su libro, se sienten inmediatas ganas de ver películas que uno se perdió, volver a revisar las que se recuerdan vagamente y sacar de las deudas culpables otro resto, las menos.


"Es una maravilla lo que me estás diciendo -dice cuando escucha un comentario muy parecido a éste-. Yo siempre he considerado que si la crítica de cine tiene una razón de ser es para transmitir entusiasmo".

-¿No se ha vuelto a leer?

"No. Sólo leí por confusión el prefacio del libro (un texto que él mismo escribió para Mundo Diners en 1992). Creí que lo había escrito Christian Ramírez. Después me di cuenta que no tenía nada que ver con él y que era mío. Creo que entonces era capaz de escribir cosas más inteligentes que las escribo ahora. Don Horacio (Serrano, mentor y amigo) me decía una cosa que yo se la compro totalmente. "Toda la gente, Héctor", me decía, "cree que sé mucho más de lo que escribo. La verdad es que si me llevan dos líneas más allá, me caigo".

¿Falsa modestia? No, si se considera que Soto ya había recibido un buen puñado de ofertas para publicar sus críticas, ofrecimientos que había declinado con no poca decisión. Ahora, según cuenta Fuguet al principio de Una vida crítica, su aprobación se redujo a no oponerse, con la convicción de que, en el fondo, el proyecto nunca llegaría a puerto. ¿Por qué tanta reticencia?

"No es por dármelas de interesante, pero yo pienso que las cosas que se escriben para la semana son para la semana y no tienen la "prospectiva", como diría la profesora de la película Amarcord de Fellini. Soy apenas un zorzal de parrón. No vuelo muy alto."

-¿Su pudor no será porque detrás de todo comentario hay un confesión?

"Yo creo que la crítica de cine tiene algo de eso. No sé si sea un oficio confesional, pero está muy contaminado por las circunstancias y la biografía. Uno escribe en función del contexto y de la historia personal. Con todo, yo soy de los pelotudos que todavía creen en la objetividad del género y de la aproximación a las películas". Las pistas de la emoción

-Usted privilegia, a lo largo de su trabajo, la emoción como valor de juicio. El que una película emocione la convierte en interesante, el que no, en prescindible. Ahora, lo que produce emoción puede variar de espectador en espectador. ¿Cómo se puede ser objetivo, entonces?

"El gran muro de defensa en la objetividad de la crítica de cine de mi generación es la teoría del autor. Y la teoría del autor te entrega herramientas más o menos válidas, más o menos certeras en la gran mayoría de los casos para saber cuándo una película está bien hecha, cuándo está extraviada, cuándo puede emocionar, cuándo no emociona. A eso, hay que sumarle la experiencia empírica de las películas que mejor se comunican con sus audiencias. Ahí también hay indicios a tomar en cuenta."

-Y si hago una pregunta que va más atrás, casi de tipo arqueológica: ¿por qué privilegiar la emoción?

"Por decirlo con alguna crudeza, creo que la grandeza del cine está asociada a su manera de acercarse a la realidad, y más que a la realidad, a la humanidad, a la condición humana. Yo creo que la relación que tiene el cine con la realidad es muy misteriosa. Y más misteriosa aún es la relación que tiene con eso que llamamos humanidades, con el ser hombre. Creo que si el cine llega a perforar la condición humana es sólo porque puede establecer relaciones muy extrañas, muy dialécticas, con la realidad. Y se vuelve una forma de expresión extraordinariamente potente cuando somos capaces de reconocernos, de identificarnos o de proyectarnos en él. Esas son las pistas de la emoción".

-Yo también creo que el cine nos enseña a mirar, a mirar cosas que no veíamos antes.

"Estoy totalmente de acuerdo. El cine es casi como una cierta manera de mirar. El gran cine, por supuesto. Es mirar, pero también es emitir una opinión, una opinión sobre la vida. Sin embargo, esa doble función yo siempre la he sentido muy asociada a la realidad. Por eso, desde el estreno de La guerra de las galaxias en adelante, más todavía desde el momento en que la imagen se convirtió en un espacio digital, se me han producido muchos cortocircuitos".

-Pero le gustó Blade Runner, por ejemplo.

"Me gustó. Me gustó su moral, su inventiva, su puesta en escena".

-Ahí la realidad no es literal.

"Por cierto. Pero sí hay una realidad en el espacio diegético, en el espacio que muestra la pantalla. Y la película se acerca a esa realidad de una determinada manera, a mi parecer muy realista. Donde a mí me cuesta hacer valer ese concepto es respecto a las películas de monos animados. Por eso hace 30 años decreté que el cine de monos animados no me interesa. Incluso más, estaría dispuesto a afirmar a sostener que eso no es cine, porque no tiene relación con la realidad".

El entrevistador protesta frente a esta última opinión y Soto sonríe, pero no titubea. Cambiamos de tema.

La gloria de los años 70

-En Una vida crítica usted se ve muy cómodo con el cine de los setenta. A través de los textos se nota que muchas de esas películas realmente lo hicieron vibrar.

"Quizás está relacionado con que en los años setenta se anduvo tocando el techo del Olimpo. Me parece que cineastas como Cimino, como Coppola, como Scorsese, estiraron la cuerda al máximo de lo que hoy llamamos cine clásico, y lo potenciaron en término tales, que, al menos en ese registro, son insuperables. Llevaron la identificación, la proyección y la descolocación del espectador, que es lo que hacía básicamente cine clásico, a cumbres casi inalcanzables."

-Usted contrapone el cine clásico a lo que hoy hace Kiarostami o Tsai Ming-liang, lo que algunos llaman el nuevo canon.

"Es que ahí tal vez hay más distanciamiento, pero más sintonía fina también. Es un cine portador no de grandes, sino de pequeñas verdades. Muchas de las buenas películas orientales o de las películas independientes que vemos son eso: verdades del momento o fulgores de la mirada, asociados al gesto, a los personajes o a la situación."

-Yo lo llamaría también más un cine puertas adentro.

"Absolutamente. Además, es muy congruente con que la modernidad abrió los abanicos, en términos del público, de la tecnología y de cómo vemos las películas. Porque hoy ir al cine es una manera de ver una película, pero hay otras: comprar un video, bajarlo por internet, comprar una copia pirata en la calle, reunirse con amigos y ver lo que trajiste, no sé, de la última vez que fuiste a Quito".

-Eso nos lleva al tema de que las grandes películas ya no parecen estar en el cine masivo, sino que se han movido a los márgenes, a diferencia de lo que sucedía antes, cuando, no sé, El padrino podía ser el estreno más visto del año.

"Estoy de acuerdo, pero me gustaría decir antes que el cine sigue siendo, básicamente, ir al cine. Todavía ésta es la mayor instancia de sociabilización. Las otras formas plantean un problema cuando nos damos cuenta de que ya no estamos hablando todos de lo mismo. Cuando yo hacía crítica de cine en los setenta, suponía que todos los críticos estaban hablando y preocupados de lo mismo. Hoy no tengo esa sensación. Fuguet está preocupado de las cosas que compró la última vez que estuvo en California. Jorge Letelier quizás anda preocupado de lo último que llegó de su circuito. Christian Ramírez nos lleva diez años de anticipación en lo que sea. Y así, todo".Las masas salvan al cine

-Una de las tesis que se desprende de su libro es que la masividad del cine lo ha salvado de convertirse en un arte de capillas, como la poesía o la plástica.

"Lo sigo creyendo. Creo que la masividad sigue siendo la gran garantía, el gran resguardo que tiene el cine para no transformarse en una actividad intrascendente y pajera, como la numismática o la filatelia. En lo grueso, en lo común, en lo ordinario, el cine tiene un activo. Dios lo guarde".

-Pero hoy los cineastas más talentosos están abandonando el cine más masivo.

"Desgraciadamente. Ahí entramos al tema de cómo ha cambiado la industria. Yo creo que es terrible, porque ella ya no está manejada por gente que ame lo que esta industria hace. El cine pasó a ser parte de un aparato mucho más grande, que podríamos llamar la industria del entretenimiento. Incluso corre el peligro de transformarse en una filial de la industria del video juego. Corre el peligro, entonces, de transformarse en un mundo de emociones ficticias. O de sensaciones: la sensación del terremoto, del vértigo, de la tercera dimensión, de la estridencia".

-La emoción de la montaña rusa, que se pasa apenas uno se baja.

"Exactamente. Son emociones potentes, pero vaya que son primarias".

-El buen cine se está yendo a los márgenes. A eso voy.

"A los márgenes, pero márgenes que, concederás, que son cada vez más amplios. Rohmer seguirá trabajando en los márgenes, pero hoy el trabajo de Rohmer se difunde más que en la época en que yo escribí sobre Mi noche con Maud. Hoy es posible que veamos Mi noche con Maud. Antes ibas a la semana en que se daba o la perdías para siempre".

-¿Nunca se ha querido involucrar en hacer cine? ¿Escribir un guión, por ejemplo?

"No, para mí el cine es ir al cine."

-Su otro gran amor es la literatura.

"Me encanta. Y es más: a lo mejor en la medida que me he decepcionado un poco del cine, me gusta cada vez más la literatura. Pero basta que vea una película como la última de Tarantino, que se llama Death proof, para que yo recupere las intensidades más adolescentes del placer que significa ver una película, y que son intransferibles. Ese tipo de emoción, ese tipo de intensidad o gozo que tuve viendo esa película, que es si tú quieres una basura, no la tengo, digamos, con Proust. Eso también es importante. El cine sigue teniendo una carga plebeya, que es lo que le aporta buena parte de su dignidad. Si el cine fuera pura alta cultura, puro Fellini o pura Capilla Sixtina, por así decirlo, posiblemente no me hubiera gustado".



"Tengo una relación traumática con el cine chileno"
-¿Cómo es su relación con el cine chileno?

"Para qué voy a mentir. Creo que nunca he considerado el cine chileno como parte del cine. Como para mí el cine es gozo, es sensualidad, es erótica, con el cine chileno tengo una relación traumática, de coito interruptus, de malas posiciones."

-Sus crónicas sobre algunas películas chilenas de los sesenta parecen escritas hoy: problemas de guión, de puntos de vista, poco afecto por los personajes. Parece que no hemos avanzado mucho en 40 años. ¿Tiene alguna tesis?

"Hemos avanzado mucho en términos de imagen y de sonido. Vemos y escuchamos mejor que antes. Pero seguimos extraviados en términos de ADN. Siempre me ha intrigado que los chilenos seamos capaces de exportar manzanas o colas de zorro, lo que sea, y nunca hayamos hecho una película que le haya hablado al mundo. Peor aún, si consideramos que hemos pasado por procesos políticos y de transformación muy potentes."

-Pero en lo que sí hemos logrado cosas es en el cine documental.

"Ni siquiera demasiado. Varios trabajos de Ignacio Agüero, como No olvidar o Cien niños esperando un tren, que están entre lo mejor que se ha hecho en Chile, pero no tenemos a un Errol Morris o un documental como Capturando a los Friedmans. Películas como Calle Santa Fe o las cosas de Patricio Guzmán me fascinan por el trabajo que han realizado recuperando imágenes del país que fue. Encuentro que tienen un poder casi hipnótico, pero están puestas al servicios de planteamientos muy maniqueos. No creo que le hayamos pegado mucho el palo al gato. Ni siquiera en el documental."

-¿Qué le pareció Calle Santa Fe?

"Interesante, pero tremendamente narcisista. Que la historia no cruzó por mí, que fui expulsada de la historia, dice Carmen Castillo. ¿Pero quién se cree? ¿El haberse unido a un revolucionario loser le da derecho a situarse en la primera fila la historia? Me parece discutible. Es cierto que sufrió, como sufrieron muchas personas en Chile. Pero no sé si el sufrimiento sea prueba de virtud. Te aclaro que su película me gustó, pero me pareció egocéntrica, muy ideológica y extraviada."


-¿Y qué le parece Raúl Ruiz?

"Los críticos chilenos están convencidos de que es nuestro Roberto Matta del cine. Pero a mí La recta provincia me pareció, más que una tomadura de pelo con sus guiños al teatro del absurdo de los 50, una lata y una infamia.